MATAR A UN RUISEÑOR (To Kill a Mockingbird)


AÑO: 1962
DIRECCIÓN: Robert Mulligan
GUIÓN: Horton Foote
BSO: Elmer Bernstein
FOTOGRAFÍA: Russell Harlan
REPARTO: Gregory Peck (Atticus Finch), Mary Badham (Jean Louise “Scout” Finch), Phillip Alford (Jeremy Atticus “Jem” Finch), John Megna (Charles Baker “Dill / Tití” Harry), Robert Duvall (Arthur “Boo” Radley), Brock Peters (Tom Robinson), Ruth White (Sra. Henry Lafayette Dubose), Paul Fix (Juez Taylor), Frank Overton (Sheriff Heck Tate), Rosemary Murphy (Maudie Atkinson), Collin Wilcox (Mayella Violet Ewell), James Anderson (Bob Ewell), Estelle Evans (Calpurnia), Alice Ghostley (Stephanie Crawford), Crahan Denton (Walter Cunningham), Richard Hale (Nathan Radley), William Windom (Fiscal Gilmer)


“Los vecinos suelen llevarle a uno flores cuando se muere, libros durante una enfermedad y otros regalos en distintas ocasiones. Boo era nuestro vecino y nos había regalado dos muñecos de jabón, un reloj roto con cadena, una navaja, y nuestras vidas...”


De este modo finaliza Matar a un ruiseñor, film basado en la novela homónima de Harper Lee y galardonado con numerosos premios, entre los que destacan los Globos de Oro (mejor actor de película dramática y BSO) o los Oscar (mejor actor protagonista, guión adaptado, dirección artística y escenografía en blanco y negro). Si no obtuvo también el Oscar a la mejor película, fue porque coincidió ese año con Lawrence de Arabia, de David Lean.


Nos hallamos ante una joya del séptimo arte, con unas extraordinarias e inolvidables interpretaciones, un guión subyugante desde sus inicios, una fotografía absolutamente resplandeciente y esa BSO de Elmer Bernstein (autor además de BSO como El Hombre del Brazo de Oro, Los Siete Magníficos, La Edad de la Inocencia, Ghostbusters o Aterriza como Puedas), que se adapta cual guante de seda a cada una de las secuencias.



Se cumple el 50 aniversario desde su estreno en la gran pantalla y su historia, analogamente a la de ese reloj roto que representa lo efímero del tiempo, continúa siendo toda una lección de humanidad y justicia que te derrite el corazón sin compasión y lo que casi es más importante: evita la sensiblería de saldo. Un filme que se zambulle de lleno en una sociedad inmoral plagada de los prejuicios y miedos que ocasiona la más supina ignorancia, tan común en la América de la época. A través de los inocentes ojos de una niña que nos va relatando las miserias del ser humano o más bien sus luces y sus sombras, nos sentimos atrapar por este grandioso alegato contra el racismo y la injusticia, donde un magnánimo progenitor, fiel a sus principios, ejemplo de integridad y coherencia sin parangón, trata de educar a sus hijos en la transigencia de la que carecen sus conciudadanos.


El film está plagado de instantes inolvidables, algunos de ellos protagonizados por los tres niños, como por ejemplo uno de los más simpáticos de la mano de Charles Baker Harry, más conocido como Dill o Tití (alias "el repelente niño Vicente"), el cual tiene un padre que está muerto pero a su vez unos días es ferroviario y otros aviador. Y es que cuando aparece por primera vez entre unos repollos, nos regala una frase que hoy por hoy resultaría ciertamente jocosa. Según palabras textuales: “Mi madre trabaja con un fotógrafo en Meridiand. Mandó un retrato mío al concurso de niños bonitos y ganó 5 $. Me dio el dinero a mí, y yo me lo gasté yendo al cine 20 veces." Exactamente igual que sucedería en la actualidad, ¿no es cierto?


La película se divide en tres partes claramente diferenciadas entre sí: la primera, describe la nostalgia por una infancia pasada y nos presenta a sus principales protagonistas, para trasladarnos al final de la misma y mediante la analogía de un perro rabioso (preámbulo del peligro que acecha)


a la segunda parte, centrada fundamentalmente en la lucha entre la discriminación racial y la ley (puede apreciarse durante el pleito, cuando comprobamos cómo los blancos se hallan separados de los negros).


Y por fin llegamos a la tercera y última parte, una suerte de relato fantástico y espeluznante que representa una filosófica metáfora del auténtico significado de matar a un ruiseñor donde se muestra, tal como sostenía J.J. Rousseau, el modo en que la sociedad corrompe a un ser humano benevolente por naturaleza.


Suban pues a la máquina del tiempo, dejen sus prejuicios a un lado y retrocedan junto a Atticus Finch a la América de los años 30, el viaje va a comenzar.



SINOPSIS:
Maycomb, en el profundo sur de Alabama (EEUU). Durante la época de la Gran Depresión, el abogado más respetable del condado, acepta encargarse de la defensa de un hombre de color acusado de violar a una joven blanca. El hecho de ejercer la ley a favor de alguien cuyo único delito es el color de su piel, le acarreará innumerables altercados con sus vecinos, pero a cambio le proporcionará el respeto y la admiración por parte de sus dos hijos, carentes del afecto de una madre. Mientras tanto, las vidas de ambos niños, transcurren entre juegos y la curiosidad e ingenuidad propias de la edad que les llevará a traspasar el enigma oculto tras los muros de una siniestra casa aledaña, donde se cuenta que habita una especie de coco que a la postre acabará siendo mucho más que un amigo en la sombra o un pajarillo asustadizo y desvalido cuya única finalidad es cantar para alegrar el corazón a los demás.


DIÁLOGO MEMORABLE: 
¿Cuántos años tenías cuándo te regalaron tu primera escopeta, Atticus?
 13 o 14. Recuerdo muy bien cuando mi padre me la dió. Me advirtió que no debía apuntar nunca contra nada de la casa y sólo me dejaba disparar en el huerto contra latas vacías. Pero considerando que tarde o temprano me vencería un día la tentación de tirar a los pájaros, dijo que ya podía matar todos los grajos que quisiera... si les daba. Pero que no olvidase que matar un ruiseñor era un grave pecado.
¿Por qué?
 Pues supongo que porque los ruiseñores no hacen otra cosa que cantar para regalarnos el oído. No picotean los sembrados, no entran en los graneros a comerse el trigo. No hacen más que cantar con todas sus fuerzas para alegrarnos.


ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES:

Inicialmente, los productores de la Universal Pictures no estaban interesados en obtener los derechos para adaptar la novela al cine, ya que consideraban que ésta carecía de acción o de una historia de amor. Sin embargo, el productor Alan J. Pakula no estaba de acuerdo con ellos y convenció a Robert Mulligan (La noche de los gigantes, El próximo año, a la misma hora...), realizador de la denominada generación de la televisión y de la corriente del nuevo cine estadounidense, de que era posible hacer una buena película. Mulligan aceptó y poco antes de que la escritora ganara el prestigioso Pulitzer, él y Pakula, en un alarde de intuición desbordante, llegaron a un acuerdo con ella para adquirir los derechos de su obra. Finalmente, Pakula encargó el guión al dramaturgo Horton Foote (autor de The Chase, obra en la que se basó La jauría humana de Arthur Penn), quien también se mostró reacio en un principio por considerarse incapaz de hacer justicia al texto original.


Gran parte de la novela (única escrita por Lee y considerada un clásico contemporáneo), es claramente autobiográfica y se basa en la vida de la autora. Por ejemplo, tanto el personaje de Scout, como el de Dill / Tití Harry, están inspirados, en Harper Lee y Truman Capote (amigo suyo de la infancia) respectivamente. Asimismo, la autora se basaría en su propio padre para crear el personaje de Atticus y le pondría el apellido de soltera de su madre. Al igual que Atticus, su padre también fue abogado y en 1923 defendió a un hombre negro. Gregory Peck entablaría amistad con el padre de Lee con el fin de dotar de mayor verosimilitud a su personaje, aunque lamentablemente, éste, ya octogenario, moriría antes de comenzar el rodaje del film.


Precisamente una de las anécdotas que se cuentan en relación al rodaje, es que la propia escritora estaba tan entusiasmada cuando éste dio comienzo, que decidió pasarse por allí. “Me dijo, entre lágrimas, que le traía muy buenos recuerdos a su padre y que tenía la misma barriguita que él”, comentaría Gregory Peck, rememorando ese encuentro. Una vez que Lee vio la película, quedó tan satisfecha, que regaló a Peck un reloj que había pertenecido a su padre, probablemente el único objeto de valor que éste poseía. El actor lo luciría en su muñeca cuando recibió el Oscar de manos de Sophia Loren.



En un primer momento se pensaría en Rock Hudson y James Stewart, para representar al personaje de Atticus Finch, aunque éste último lo rechazaría por temor a que la película (cuyo guión consideraba muy liberal) fuera demasiado polémica. Finalmente, el papel sería para Gregory Peck, quien tras leer el guión, aceptaría inmediatamente. El olfato de Peck acertó de pleno, pues en primer lugar y gracias a su brillante interpretación, fue galardonado con el único Oscar de su carrera (tras resultar cuatro veces nominado durante los 40), triunfando ante Jack Lemmon (Días de vino y rosas), Burt Lancaster (El hombre de Alcatraz), Marcello Mastroianni (Divorcio a la italiana) y Peter O’Toole (Lawrence de Arabia). En segundo lugar y tras los más de cincuenta papeles que interpretaría en su extensa carrera, éste sería del que más orgulloso se sentía. Hasta tal punto era así, que el propio actor manifestaría: “No pasa un solo día en que no piense en lo afortunado que fui por participar en aquella película (...) Hace poco me senté en una cena, junto a una mujer que vio la película cuando tenía catorce años, y decía que había cambiado su vida. Escucho ese tipo de cosas constantemente.” Cuando Gregory Peck falleció, Brock Peters lo elogió citando unas palabras de Harper Lee: “Atticus Finch le dio la oportunidad de interpretarse a sí mismo.” Y concluyó con una emotiva despedida: “A mi amigo Gregory Peck, a mi amigo Atticus Finch. Vaya con Dios.”


En 2003 (año en que murió Peck), el American Film Institute incluyó al personaje de Atticus Finch en el primer puesto de la lista de los cien mejores héroes y villanos (cincuenta y cincuenta) del cine estadounidense de los últimos cien años. Asimismo, Matar un ruiseñor fue incluida en 2007 en el puesto número 25 en la lista de las cien mejores películas estadounidenses del último siglo.


Pese a su fugaz aparición y al hecho de que no pronuncie una sola palabra, el film supondría el debut cinematográfico del ínclito Robert Duvall (futuro Tom Hagen en El Padrino), quien fuera seleccionado por recomendación del propio Horton Foote, pues éste le conoció durante los 50, cuando Duvall estudiaba en una prestigiosa escuela de interpretación. Para interpretar a su personaje de Boo Radley, el actor se tiñó el pelo de rubio platino y pasó seis semanas sin que le diese la luz del sol. Harper Lee se basaría en un vecino suyo llamado Alfred Son Bouleware para crear a Boo. Éste sobrevivía en una destartalada casa con las ventanas tapiadas y solamente salía durante la noche. Al parecer, Son estuvo involucrado en un incidente de vandalismo y su padre le recluyó en casa desde entonces.



Para encontrar a unos niños semejantes a los de la novela, se realizó un casting en diferentes poblaciones del sur de EEUU. Cuando comenzaron a rodar, Gregory Peck congenió de tal modo con ellos, que realmente parecía su padre. “Mientras yo iba creciendo, recordaba las lecciones vitales que me enseñó durante la película”, comentaría años después Mary Badham, compañera de juegos habitual de los hijos del actor y amiga de éste durante toda su vida (de hecho, Peck siempre la llamaría Scout). Mary Badham, fue en su día la actriz más joven candidata a un Oscar (10 años), aunque dicho galardón sería concedido a la actriz Patty Duke (15 años), por El milagro de Ana Sullivan (Arthur Penn). Finalmente, Mary se retiraría del mundillo del celuloide a una granja, sin embargo, John Badham, su hermano en la vida real, fue director de filmes como Fiebre del sábado noche (1977), Juegos de guerra (1983) o Cortocircuito (1986).


Brock Peters, interpretaría al almirante Cartwright en dos películas de la saga Star Trek y doblaría la voz de Darth Vader en la versión radiofónica de La Guerra de las Galaxias.


Mulligan y Pakula viajaron a Monroeville, en Alabama (ciudad natal de Harper Lee en la que ésta se inspiraría para crear la ficticia Maycomb) buscando localizaciones para el filme, pero el lugar no les pareció adecuado debido a la poca semejanza que guardaba con el Monroeville de los 30, así que optaron por encargar su propia versión al equipo artístico y escenográfico y estos construyeron una ciudad ficticia con más de treinta edificios en los estudios de Universal Pictures. Antes de filmar las correspondientes escenas, los diseñadores de producción tomaron fotografías y medidas del interior de la corte penal del condado de Monroeville y recrearon una réplica exacta para la sala del tribunal en la que se celebra el juicio en el filme. El edificio original aún sigue en pie y actualmente se emplea como museo dedicado a la novela y a la película, así como a la vida y labor literaria de Harper Lee y personajes representados en sus obras.


MORALEJA:
“Nunca se conoce realmente a un hombre hasta que uno se ha calzado sus zapatos y caminado con ellos." (Atticus Finch)

- THE END -



* Enlace recomendado acerca de la novela de Harper Lee en el blog de Trinity

Comentarios

  1. Un resumen muy completo e interesante. Le felicito.

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    1. Muchísimas gracias. Me alegra sobremanera que haya resultado de su interés. Y ni qué decir tiene que es un placer y un gran honor tanto su visita, como su comentario, toda una grata sorpresa para esta jardielista que suscribe.

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  2. He hecho muy bien en no leer tu crónica de manera reciente antes de hacer la mía sobre el libro, porque escribes tan bien sobre la película, transmites tanta emoción, que me habría acomplejado y encasquillado si vengo antes a tu blog.

    ¿Qué puedo decir de esta magnífica obra de arte? Es irrepetible que se junten tantos factores para lograr este resultado. Que alguien tuviera el ojo de fijarse en la novela de Harper Lee y comprar los derechos, ya fue un buen punto de partida. Que Horton Foote se llevara el Oscar al mejor guión, pues casi obligado, no me extraña que él mismo tuviera miedo, porque reflejar todo el universo maravilloso de esos 3 años que se desarrollan en Maycomb es realmente difícil. Robert Mulligan, un director brillante, Gregory Peck encajando como un guante dentro de Atticus Finch-mi marido, los niños sacados de ese cuidado casting, en estado de gracia; poner un físico a Scout, Jem y Tití es parte del encanto de la película, además actuan de una forma muy natural. Y qué decir de la maravillosa banda sonora del también oscarizado Elmer Bernstein, emocionando una y otra vez. Ya sabes que hace bien poco puse otra vez la película y al escuchar las primeras notas paré porque me hacían llorar.

    Las fotos y los dos videos que has elegido son estupendos, representativos de todos los personajes y hechos que ocurren. Las anécdotas y curiosidades jugosas, me han sabido a poco, quiero más, más y más :)

    Permíteme que alabe el párrafo en que hablas del 50 aniversario y cómo enlazas con el reloj y explicas toda la historia con esas certeras palabras. Me encanta la frase: "evita la sensiblería de saldo" :-)

    ¿Qué opinas del Oscar de mi marido enfrentado a los colosos que le tocaron ese año?: Jack Lemmon, Peter O'Toole, Burt Lancaster y Marcello Mastroianni. Más que merecido, ¿verdad? Qué bien elijo mi boda en la ficción.

    Seguiré y seguiré disfrutando de esta película tantas veces la vea, y recomendaré este post a quien esté interesado en cine con mayúsculas.

    Me voy con lagrimillas en los ojos...snif! Y dejo el epígrafe con que comienza el libro: "Yo supongo que los abogados también fueron niños".

    Eres grande, pequeña.
    Un abrazo.



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    1. ¡Fuera complejos! tu reseña acerca de la obra de Harper Lee también es maravillosa. Y tienes toda la razón, la BSO de Bernstein es absolutamente cautivadora.

      Gracias por recomendar este post y por enlazar mi entrada en tu blog. Yo también te dejo la cita de uno de mis films predilectos que viene que ni pintada a lo que comentabas acerca de tu "marido":

      "Acabo de conocer a un hombre maravilloso; es de ficción, pero no se puede tener todo." (La Rosa Púrpura del Cairo)

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    2. Gracias por tus ánimos-halagos y por enlazarme, todo un honor.
      Llevo tres días escuchando la BSO todas las noches, estoy enganchadísima :)

      Qué buena la frase de La Rosa Púrpura del Cairo, a mí también me encanta esa peli. Siempre podré refugiarme en los brazos de Atticus, como hace Scout, porque este tipo de ficción "traspasa", y en ciertas personas idealistas, se instala en su realidad ;)

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  3. Hola amigos. Quería invitaros al Grupo de Facebook de la Asociación de Blog de Cine, un lugar para compartir opiniones y post con otros blogueros del mundo del cine. Un cordial saludo. http://www.facebook.com/groups/147287105426382/

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  4. Muy buen repaso a una película memorable, sobre todo por el gran Gregory Peck, con una atmósfera maravillosa. Me ha gustado leer las curiosidades. Saludos.

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    1. Me alegra que haya resultado de tu agrado, Juan. Tengo pendiente una visita en condiciones por tu blog.

      ¡Gracias por comentar! ;-)

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  5. Hola! me ha encantado tu post sobre esta pelicula que hace poco vi y me encantó. Pero tenia una duda, leo que la metáfora del ruiseñor es el paralelismo con Boo y el hecho de salvar al hijo. Pero a mi me pareció más el hecho de matar a Tom, por no hacer nada de lo que se acusa y se un ciudadano normal. Tal vez puedan ser las dos visiones, pero me ha extrañado que no haya leído nada sobre ello. Muchas gracias!

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